viernes, octubre 12

Construyendo una sociedad


Nosotros,
Mujeres y Hombres,
testigos históricos de este problemático
y dramático comienzo del siglo XXI,
nos comprometemos a sostener:

1. La dignidad y la singularidad de cada vida, que es individual y pertenece a otro y, por consiguiente el valor absoluto de cada ser humano, por encima del cual ningún otro valor o justificación puede ser esgrimido;
2. El rechazo de todas las diferentes formas de violencia (física, psicológica, económica, etc.) y sus expresiones (terrorismo, guerra, discriminación, racismo), para las cuales ninguna razón puede ser invocada, sea religiosa, económica, o de venganza;
3. La afirmación de la no-violencia como fuerza moral orientadora, mediante la cual una persona, un grupo o la gente, muestran a sus contemporáneos su fuerza moral y la grandeza de su conciencia , y como el único camino viable en la construcción de la naciente "nación humana universal";
4. El reconocimiento de la diversidad como la mayor contribución y valor que las personas en forma individual u organizadas en comunidades, grupos sociales y naciones pueden aportar a ese proyecto a través de esfuerzos comunes, de la creatividad, del intercambio y de la reciprocidad;
5. El reconocimiento del derecho de cada niño, joven, adulto, mujer u hombre, independientemente del color de su piel, de su religión o de su nacionalidad, a construir su vida sin temor de una muerte que otros deciden para él/ella;
6. El reconocimiento del derecho tanto como de la responsabilidad moral y la necesidad de decidir, si uno desea seguir viviendo y en qué condiciones desea hacerlo, en el intento de transformar el mundo en el hogar de una nueva humanidad y no en la permanente amenaza de muerte que otros organizan para nosotros;
7. Nuestra intención inquebrantable de detener esta guerra, de crear un "mundo sin guerras", de comprometer a los gobiernos a que las inversiones en tecnologías de muerte sean transformadas en inversiones para resolver los problemas que afligen al 80% de la población del planeta;
8. Nuestro inquebrantable compromiso personal y colectivo de crear ámbitos de participación y de comunicación, no solamente para detener las guerras, sino también para hacer que la paz "explote" en cada rincón del planeta y, para hacer que las formas más elevadas de la "alegría de vivir" se manifiesten;
9. Nuestra activa invitación a todos, para que se unan a nosotros y participen en esta construcción, para romper los muros del silencio cómplice o de la frustrante indignación solitaria, para reconectar los hilos de la comunicación y de la solidaridad, para descubrir que el preparar los caminos de la nueva humanidad es mucho más fácil que lo que "los señores de la muerte" quieren que creamos;
10. La mayor difusión -comenzando ya-, en todos lados, con cualquier medio disponible y a cualquiera que nos encontremos, de este mensaje: "¡Sí, es posible detener la guerra, interrumpir la espiral de violencia, construir puentes hacia una nueva humanidad, hacia la Nación Humana Universal"!