miércoles, mayo 13

Esclavitud y Prostitución

Hace un par de día se publicó un hecho en un medio digital (www.diarioriouruguay.com.ar), que no tuvo gran repercusión.

Se trata de la joven misionera que vino a nuestra ciudad a trabajar como empleada domestica y terminó siendo secuestrada y obligada a prostituirse en una aparentemente conocida whiskería de Concordia. Esa chica tuvo que escapar por sus propios medios y ser asistida por la policía para liberarse de sus secuestradores y de la esclavitud a la que fue sometida.

Cuando leí la noticia, lo primero que me produjo fue indignación: Una victima más de la violencia no solo contra la mujer, porque además es menor y seguramente de procedencia humilde, llegada de un pequeño poblado, que cuanto menos, hace suponer cierta ingenuidad. Finalmente fue liberada, la justicia y la policía actuaron y en alguna medida hay un proceso en marcha; en contraste con otras tantas desaparecidas, niñas, adolescentes, que aún son buscadas por sus familiares y que se presume, están en la misma situación.

¿Cuantos casos más habrá en nuestra ciudad y que no sabemos, y que los responsables miran para otro lado?, ¿Cuantos en nuestra provincia no se resuelven? ¿Cuantos en el país y en el mundo? En realidad, aunque fuere uno solo, cada caso involucra una degradación del ser humano, ejercida por otro ser humano, un desconocimiento de la condición de humanidad apropiada por otro que se considera más fuerte, y unos cuantos que con la indiferencia consienten que sigan así las cosas. ¿Que clase de hombre es el que no valora la libertad de sus semejantes? ¿Me pregunto cuanto tiempo más, el ser humano seguirá en la prehistoria, preso de la violencia? ¿Cuántas generaciones más tendrán que aprender a sobrevivir entre la cosificación, el predominio del mas fuerte, soportando y ejerciendo la violencia en todas sus formas?

Nuestra propuesta humanista, es terminar con esta escalada de violencia general, para lo que se deben aplicar políticas de Estado, ya que el trabajo voluntario no alcanza.

Es necesario generar un amplio debate, para darle marco legal a esta actividad y que los trabajadores y trabajadoras de “la profesión más vieja del mundo” que lo son por propia voluntad, tengan los mismos derechos de cualquier trabajador, pero además, que esto le de al Estado, herramientas legales para inspeccionar los prostíbulos a los fines de detectar cualquier tipo abusos o actos contra de la voluntad de los que allí trabajan. Proponemos además, como elemento indispensable para la conformación de una ley, que sean los actores principales, quienes tengan voz y voto en las decisiones que regularan la actividad.

Por otra parte debemos repudiar toda forma de esclavitud, en especial de menores, que sigue practicándose impunemente, que muchas veces cuentan, por acción u omisión, con la participación de los poderes o instituciones que, paradójicamente, son quienes tienen que garantizar que estas situaciones se erradiquen definitivamente.